La administración del tiempo es, hoy,
una de los temas claves del mundo laboral, aunque la importancia de esta
cuestión no es nueva en absoluto. Bien lo revelan estas palabras:
“Aquel que prepara las cosas que tiene
que hacer durante el día, y luego se atiene a ese plan, lleva consigo el hilo
que le guiará a través del laberinto de una vida ocupada. Pero allí donde no se
traza plan alguno, donde la disposición del tiempo se deja exclusivamente en
manos del azar, no tarda en reinar el caos”.
Esta cita no es de ningún autor
contemporáneo, especialista en el manejo del tiempo, sino de uno de los más
célebres escritores del siglo pasado, el francés Víctor Hugo.
Es importante señalar que el buen uso
del tiempo va mucho más allá de nuestro trabajo.
El gran escritor argentino José
Ingenieros lo expresó así: “Nada hay que iguale el valor del tiempo. El dinero
mismo no puede comparársele, pues éste vuelve y aquél no; en una vida se pueden
rehacer diez fortunas, pero con diez fortunas no se puede recomenzar una vida”.
“El tiempo es oro” es, por lo tanto, un
refrán poco preciso. Si bien el tiempo es la dimensión en la que se crea y se
utiliza el dinero, es mucho más: es la propia vida.
Además, vale la pena repetirlo: el
tiempo no se puede comprar. Ni con todo el oro del mundo. Y no sólo en el
terreno laboral. No se puede comprar el tiempo para estar con la familia, o los
amigos, o para cultivarse internamente. Por eso, “el tiempo, por lo común, es
algo más que dinero. Porque sea cual sea su fortuna personal, no podrá comprar
un minuto más del tiempo que tengo yo, o del que tiene el gato echado frente a
la chimenea”.
Todos tenemos la misma cantidad cada
día, y sólo algunos sabemos sacarle verdadero partido. El tiempo no se puede
ganar, pero sí se puede perder. Lo que debemos aspirar es a emplearlo mejor.
Este es un principio muy importante: no
podemos gestionar el tiempo, lo único que podemos hacer es gestionarnos a
nosotros mismos en relación al reloj: es decir, organizarnos inteligentemente.
Para ello, debemos comenzar por
comprender dos puntos importantes:
1) El tiempo es el único bien real que
tenemos.
2) El tiempo no es algo vago, general,
es el ahora, es el presente, es el hoy.
Porque el ayer es un cheque sin fondos,
el mañana es un pagaré, pero el hoy es el efectivo que debemos aprovechar.
Por lo tanto, “Quien gana tiempo, lo
gana todo”. No hay que malgastar el tiempo. Una vez pasado, no se puede volver
a tener; se va para siempre. El tiempo, usado con acierto, nos puede proporcionar
no sólo dinero, sino, además, la realización de nuestros sueños y el logro de
nuestros objetivos.
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